sábado

Pudo ser danzón o tragicumbia

Desde el tango yo no puedo caminar de la misma forma; apoyo el metatarso y giro poquito mientras espero el metro o el camión. Aprovecho para bajar las escaleras al ritmo cardíaco de la guitarra, hago ochos cuando nadie me ve y mientras estoy en laboratorio espero en la centrífuga cambiando el peso de mis pies.


Empecé a bailar tango cuando descubrí que jamás podría ser bandoneonista ni cantante. Tenía que acercarme de alguna forma y una tarde mientras vi a unos doctores del cinvestav bailando en una tertulia, descubrí que no era mala idea.


El tango me llegó por el oído. Gardel, Trolio, Piazzolla, Malevaje, La Chicana... Nunca entendí por qué las mujeres suspiraban al ver a las personas bailar y decían “ahhhh, qué romántico”, porque desde este lado, desde el lado donde se escucha más de lo que se ve, desde el gime bandoneón tu tango gris, desde el oído el tango no es más romántico que trágico que violento que miserable que sucio y desalmado.


¡Gira, fuerza, pivotea, gancho! Lo que tuve que aprender lo aprendí ayer que me tomó fuerte y escuché tan cerca sus latidos como dictándome el paso, la piel suave de la mejilla blanca apoyada en la mía y la mano firme en la espalda de esta bestia. Cierra los ojos me pide y yo medio mensa medio lenta medio nerviosa los cierro. Déjate llevar, dice y  los pasos nerviosos míos como pensando que me he dejado llevar tantas veces que nada me resulta. Me dejo llevar y escucho el bandoneón girarnos.


Toda la clase está viendo. Supongo que piensan que por fin alguien puede llevarme sin que yo pisotee o haga un mal movimiento. No veas el piso. Déjate. Inclina su cabeza contra la mía y sonríe. Me dejo. No me deja. Ojalá esto se prolongue a más de siempre y de nunca y de todo.


Ella se llama Ella. Es mi profesora ocasional de tango (cuando falta el profesor original) y es con quien quisiera bailar toda la vida.


Pero recuerden que algún día querrá saber de mí, le enseñaré mi blog y ustedes niuna palabra de lo que aquí han leído.


Esta es la canción pudo ser la que bailamos, no recuerdo, algo así pudo ser :



¡Tragicumbia!

2 comentarios:

Alexandro dijo...

Ay, qué requetechulo post, manita, haces que el amor parezca hermoso, te mando un abrazote muy amplio y un beso más cálido.

Te quiero.

Anónimo dijo...

Leo tu entrada y te veo bailando tango y al mismo tiempo recuerdo una película [de mis favoritas] Scent of a Woman con al Pacino.
Para mí, el tango es otro mundo, es la sensualidad del baile.
saludos