jueves

Cuando digo que te amo me refiero a que te comas el pan, ¡el pan! ¡el trapo, el trapo, el trapo! Hasta tú comes pan, fíjate

Todos absolutamente todos tienen una cara que involucra una mirada no perdida, más bien como buscando, como un rostro que, sin dejar rastro, rápido anda cruzando la ciudad, escalando edificios, rostros que suben puentes, que bajan escaleras mirando los pies.


Toda esa aglomeración de caras tienen como una mirada que siempre anda preguntando lo mismo, puede que estén comprando chicles dosporcinco del metro o subiendo el escaletrix interminable ¿notarán a toda esta gente con la misma pregunta en los ojos? ¿notan los tres segundos cada cinco minutos en donde se les vuelcan las córneas y el pecho se les desinfla para después reaccionar y volver a apretar el paso y olvidarse de los tresegundos, y así no sentirse miserables y solos?


Verlo todo desde ese escaletrix, a los novios besarse, las bicicletas, las bancas verdes, los viene viene, el manto gris de una ciudad inevitable. O los colores vivos de los edificios todavía viejos, las casas del centro, la música del tianguis, los tacos de canasta, los taqueros de los tacos de canasta, los clientes de la taquería de tacos de canasta; todos preguntándose.


Las canciones post punk, las cabezas que escuchan a los Coctotuins, cumbias villeras, los que están ahorita bailando danzón en la ciudadela, las meseras, los que esperan en un seven eleven.
El cigarro que prendido suena a un breve fuego apenas visto entre tanto ruido codeándose en las avenidas, los dedos que detienen el cigarro preguntándose también.


Y así uno describe todo lo que se nos ocurre que pudiera estar pensando lo mismo que más bien son todos, un vaivén de carne interminable, todos bajando en elevadores y otra vez todos con trajes y corbatas con bermudas con tenis rotos, todos con la incógnita que tampoco es necesario nunca contestar .


En el baño, en mi clase de reactores, besándose, moviéndose de costado a paso de paso a gesto de gesto a mudra para preguntárselo por los pies por los ojos por la boca por la lengua, el aroma que cuestiona, tus calmantes, tus formas de estar bien, todo que termina en la pinche misma pregunta:


¿Dónde estás?


No se preocupen, tampoco sé exactamente a qué me refiero. Lo que puede ser una entrada cursi si lo planteamos desde esta esquina, bajo el farol, con un frío cabrón que me arrebató la primavera sin pedir permiso. Pero qué pedo, ¿dónde estás?

1 comentario:

Penelope dijo...

He leído varias de tus entradas y me han gustado bastante, tienes un estilo bonito para escribir.
No te había comentado nada porque no tenía blog, pero ya hice uno jaja, en fin, suerte.