martes

Aquí va un tuit de La Ciervo de no darlas a la primera metáfora.

Me leíste a Cortázar por web cam. No importa. Ahí me maravillé poquito. Estábamos tú y yo y ese cuento de la pena. Me dio pena preguntarte cómo se llamaba. No sé. Yo ni leo mucho. Pero aquí estoy comprando “Último Round” y lo abrí en el metro. Inmediatamente vi el índice y busqué “Tu más profunda piel” y aunque no sabía el título, supe que ese era por eso de la piel, por eso de la piel. 

Hace rato en el metro aprendí a no llorar. No importa. De cualquier manera léeselo a quien quieras, en cualquier web cam, ya no me importas… pero.

Pero:


Dijiste "Me da pena, sabes", y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar un último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo como poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se llegaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.”




Pinche poetuitero.

3 comentarios:

Deniss dijo...

No mames, qué bonito, o sea, no, pero sí.
O sea, eso.

Anónimo dijo...

Y otra vez vine. Supongo que me haré asiduo. No tanto por extrañar, sino por recordar.

Gracias por hacerme el honor de acompañarte un rato. Te dedicaré algo y así.

Anónimo dijo...

Evita tus comentarios POR FAVOR. De nada y ahora sí ya te dejo en paz.